Había una niña llorando en la micro y parecía que nadie lo notaba, se encontraba cerca mío. Me miró y me di cuanta que era tan bonita, aún con los ojos rojos y la tristeza. A su lado había un hombre, aquel sujeto no la miraba, tenía la mirada fija hacia al vidrio, mirando nada, un real extraño, con quien no tienes nada, aunque estas así de cerca donde los pliegues del pantalón que se juntan, aún así él no estaba cerca de ella, nada de curioso, nada.
Yo la seguía mirando y me acorde de todas las veces que he llorado en una micro, me di cuenta que fueron varias: esa vez cuando me discutí con ella y me subí a la micro cansada de haberle gritado, de esa vez que te fuiste para Concepción y te deje de ver, cuando me aguante hasta el último momento para que no me vieras lloras y no te acordarás de mi así. Cuando pensaba esto me sentía en otro recorrido no en esa micro, justo en ese momento ella me miró; bonita... pensaba que no era ni un poco bonita al lado de ella.
Nos sonreímos, como si fuera un abrazo.