Lo que aprendí
del amor, es que no sabía nada de él, que jamás, al parecer se había acercado
ni un poquito a mí anteriormente, y que todas las ideas, los pre conceptos y
abstracciones del mismo, se vuelven inservibles
y no son nada más que un mal ejemplo para compararlo.
Qué el amor es
lo más cotidiano, no son las fechas ni los momentos “hechos” para él, son los
momentos en que entre la multitud nadie más entiende del porque te estás
riendo, son las bolsas de dulces de $100 que acompañan los domingos con una
leche de chocolate para sólo estar. El amor es andar en micro, y recorrer
lugares conocidos y desconocidos, es nunca saber dónde comer y terminar donde siempre pidiendo lo
mismo, es ceder tu parte porque sabes que es la preferida del otro o dejar que
te tomen tu bebida aunque tu mueras de sed.
Es sentir y
pensar que el mundo se podría acabar en ese mismo momento, pero no importa,
porque sientes que no necesitas nada más.
Lo que aprendí
del amor es que no necesitas drogas, porque en tu cuerpo está todo lo que
necesitas, sólo se requiere despertarlo, y para ello todo sirve y todo vale, y
esto hace todo más complejo y desafiante y da partida a una búsqueda entretenida e insaciable de
nuevas posibilidades.
No son
promesas, las promesas de amor no existen, eso aprendí, que lo importante son los
deseos y las palabras que se te escapan, y que cuando las dices, tu cuerpo se queda
quieto, y te sientes la persona más vulnerable de la habitación.
Es atreverse, es
saltar, es confiar, aprendí del amor,
que hay que ser valiente, hay que decir y hacer, proponer y co-construir, tomar
los conceptos y hacerlos de nuevo, no callarse y buscar tus propios sentidos.
Lo que aprendí
del amor, es que no puedes no reírte de él y con él, que éste es tonto y
despistado, que dice secretos y cosas que “no se deben decir”, que se
avergüenza, que se esconde y que también se asusta, y a veces termina durmiendo
acurrucado en tu pecho o porque siente frío o porque tiene miedo a sacarse los
calcetines.
Lo que aprendí
del amor, es que sino sale de tu cuerpo hacia otro, es decir, que no se
comparte, este muere, y termina siendo la muerte más triste de todas las
muertes.
Aprendí del y
con el amor a ser libre, y eso mucho que decir.